martes, 12 de octubre de 2010

El Arte del Caño



     Dentro del futbol existen diferentes niveles de éxtasis a los cuales puede acceder cualquier hincha o fanático de este deporte. Por ejemplo anotar un gol al rival tradicional en un clásico, tapar un penal, o bien meter un gol en los descuentos (sobre la hora). Pero hablando sobre estos niveles de éxtasis, llegamos a la conclusión de que no hay satisfacción en el mundo como ver a alguien elaborar un caño, o mejor aun cuando es uno mismo quien crea esa simple pero mitológica obra de arte.

      El caño va más allá de lo futbolístico; sus repercusiones son infinitas tanto en lo personal como en lo sentimental. A nuestro criterio, el caño es el mayor exponente de habilidad en el futbol. Es el punto más alto donde el jugador plasma su talento y deleita su habilidad a los espectadores. Aparte de ser representativo en este aspecto, el caño es también un arma de doble filo pues su ejecución humilla al rival (la victima) de forma sutil. Al ser víctimas de semejante ‘pincelazo’, no hay otra respuesta que no la sea la violencia. De cierta forma es una reacción totalmente lógica, porque el que ha sufrido con un caño, muere internamente, ánimo y alma se desploman por el piso. La víctima es ahora objeto de burla, solo encontrara sosiego en algún tipo de patada voladora (la idea es: pasa la bola o el jugador, pero nunca los dos) que tiene todas las intenciones de hacer daño y con eso manchar el juego, a pesar de conocer la belleza del mismo.

      Hay que tener claro también que un caño no es cosa del día a día. Un caño hay que saberlo hacer, hay que saberlo festejar, hay que saberlo apreciar y ante todo, uno debe aprender a no abusar del mismo. Cuando alguien decide tirar un caño, es de tener en cuenta factores externos que puedan ayudar a enaltecer la obra. Caños se tiran en el mundo entero por jugadores profesionales y novatos del balón, empero se considera más meritorio aquel que sabe cuando tirar un caño. Por ejemplo durante un clásico mientras su hinchada le canta el ‘ole’ al otro equipo, o el que tira un caño al 5 de mejor marca del otro elenco, o el que tira un caño desde la defensa para salir topando. Independientemente del tipo de caño, la hinchada propia e inclusive la contraria en ciertas ocasiones también aplaudirán lo presenciado. Uno debe ser además de todo cauteloso con el festejo. El tirar un caño, y su consiguiente aberración, no justifica actitudes engreídas ni mucho menos egocéntricas frente al rival, la única respuesta del ejecutor debe ser el silencio; enorme como el estadio y flagelante como las finales perdidas.

      Para finalizar, queremos que ustedes hagan memoria y se acuerden si alguna vez tiraron un caño y como les hizo sentir. Ante todo acuérdense cuando a ustedes les tiraron uno, porque a todos nos ha pasado y a todos nos mato internamente. El caño es símbolo de coraje y atrevimiento, de aquellos genios que no le temen a arriesgar, y que piden que les bajen la lámpara un poco más.




lunes, 11 de octubre de 2010

Celebraciones



      Las letras podrán derretirse y con ellas su significado, pero las historias permanecen en el aire, esperando ser contadas de alguna manera. Hace un año el Triunvirato empezó a medir la temperatura de las tribunas, inflamadas por la devoción, a recorrer pasillos de concreto en busca de imágenes  imborrables, y a disfrutar como siempre de la catarsis del gol. El compromiso hacia los poemas de la cancha y los artistas del gramado nos impulso a buscar un medio  a través el cual expresar las historias vividas, a sol y sombra.  Hoy festejamos el viaje, las horas bajas en la fosa, los días altos en la malla, el abrigo de los trapos y el frio de la tribuna vacía. Gracias a todos quienes han contribuido para que Rayadecal sea nuestro camerino del pensamiento, se viene una nueva temporada.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Byron Moreno: Apocope del Silbato Dorado


     Se apagaron las luces del estadio, el césped contempla rígido la soledad de las gradas, y un vaho gélido empieza a devorar las sombras. Ya no sonaran los tambores, ni sus teñidos parches alegraran la tez policromada de la hinchada. El laberinto interno del estadio apesta a martillazos, aunque mirando de cerca son monedas que no dejan de caer, cara y cruz. Se acabaron los sorteos. En medio de los destellos y los espejismos de metal, se vislumbra una figura que silba sin descanso, tratando de parar el partido, pero no esta vez, ya no hay tiempo que vender.

     En un mundo curtido en base a pisotones morales, dobles discursos y pedagogías del aprovechamiento, se vuelve un poco odioso enarbolar una tesis de buenos valores y ética. Partiendo de eso, queremos presentar la historia de un personaje tan polémico como obscuro, refiriendo este último adjetivo tanto a su uniforme como a su conducta. Cada lector podrá dar cuenta a valoraciones sobre Byron Moreno, nuestro compromiso sin embargo es el de presentar la ficha de un ‘diez’ de la corrupción: jueguen muchachos.

Póker ante todo

     Si hay algo que caracterizo a Byron Moreno antes de sus desatinos mundialistas, fue su implacabilidad a la hora de imponer las diecisiete reglas. Más allá de una obsesión por el fair play, este personaje tenía un compromiso moral con la abundancia de amonestaciones. Se recuerdan tres partidos en particular:

- Argentina-Perú (Copa América 1997): con una velocidad superior a la del correcaminos, Moreno expulso a tres jugadores argentinos en menos de dos minutos.

- Vasco da Gama- América de México (Libertadores 1998): no contento con su hazaña anterior, el ‘justiciero’ expulso a media docena de futbolistas durante el partido; dos del equipo brasilero, y cuatro de las ‘águilas’.

- Green Cross – Delfín (Campeonato Nacional): en esta ocasión el partido solo llego hasta el minuto setenta y tres, Byron tajante como la guillotina expulsó a siete jugadores.

Los Chanchullos Mundialistas

     Resulta increíble, pero la mano dura de Moreno lo convirtió en el mejor árbitro del país, y en un réferi con suficiente experiencia internacional como para ser invitado a la cita ecuménica asiática. En Corea- Japón 2002, Byron convoco los medios internacionales en una actuación que no solo dejo a Italia fuera del torneo, sino también inscribió su nombre en los registros del las peores actuaciones arbitrales en la historia de un mundial. Esto lo transformo en persona non grata para los herederos de Calígula.

     Otro dato curioso concierne la participación del ‘justiciero’ en diversos programas de entretenimiento de la televisión italiana. Resulta difícil maquillar el término ‘ridículo’, pues Moreno fue objeto de burlas continuas, a las cuales accedió previo el pago de una cuantiosa suma.

Reloj Foliot y el PRIAN

      Después del bochorno mundialista y las nombradas ‘apariciones mediáticas’, Moreno fue desacreditado para dirigir encuentros internacionales. Sin embargo, su licencia le permitía trabajar en el medio ecuatoriano. Es así como llega a dirigir el partido entre Liga de Quito y Barcelona. Más allá de posibles justificaciones acerca del tiempo que debió añadirse en tal encuentro, quedara para la historia como Byron terminó el partido, segundos después de que Liga haya anotado el gol de la victoria. Además de la mencionada ‘eventualidad’, las actas del partido reflejaban datos erróneos (como los minutos donde se anotaron los goles). El resultado fue una suspensión de veinte fichas por parte de la FEF, y el fin de su carrera como árbitro en activo.

      Una hipótesis generada en torno a tales hechos, afirma que Moreno velo por una victoria ‘azucena’, pues su candidatura a Concejal de Quito hubiera sido beneficiada. Sin embargo tal estrategia político-deportiva no trajo los resultados deseados, y Moreno termino cuarto en la lista de futuribles para tal curul. Una lástima pues ‘el justiciero’ planeaba sacarle tarjeta roja a la corrupción…

Canal UNO y La Narco-Lipo

     Una vez ‘superado’ el Ponceano-gate, Moreno consiguió trabajo como comentarista deportivo en las cadenas RTS primero, y Canal UNO después. Parecía que Byron había encontrado un puesto donde sus conocimientos eran bien aprovechados, lejos de la tentación del Póker y sin medios para afectar resultados. Sin embargo, el silbato nunca duerme.

      El veintiuno de Septiembre del año en curso, en una jugada de otro partido, ‘el justiciero’ fue aprehendido con seis kilos de heroína en el John Fitzgerald Kennedy Airport de la ciudad de Nueva York. A pesar de que supo gambetear los filtros de seguridad nacionales, al pisar territorio estadunidense Moreno fue traicionado por sus bríos de acero, los mismos que le permitieron aplicar el reglamento con convicción militar, y cruzar fronteras con ambiciones ambiguas.